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El gobierno de las ocurrencias

5 febrero, 2021

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Por: Francisco M. Rosas (Invitado)

No cabe duda que nosotros, lo seremos humanos somos muchas veces parte de la desgracia de nuestro entorno, siempre ha sido así, antropológicamente hemos sido parte de los grandes cambios a través las malas enseñanzas y los atropellos, lo particular en todo esto es que nunca aprendemos o trascendemos como seres humanos, nos quedamos segados por la pasión y nos hundimos poco a poco en el abismo de la soberbia y el egocentrismo. Todo el mundo ha sido así, el mexicano se ha convertido en uno, el oaxaqueño también, el istmeño y sobre todo el juchiteco.

Pero a todo esto ¿Cuál es la realidad de la postura ciudadana ante los atropello de las autoridades municipales? ¿Por qué nos empeñamos a retroceder por seguir tendencia ideológica y no buscamos el desarrollo personal y colectivo? ¿Le tenemos miedo a algo? La respuesta en todas las interrogantes se encuentra en la falta de empatía y de interés ante el panorama político de nuestra Ciudad, nos empeñamos a seguir manteniendo en el poder a aquellos que tanto daño han hecho y que aun así, siguen pensando que el territorio juchiteco lo pueden tomar como un laboratorio político.

Es triste ver a una ciudanía que hace 10 años participaba activamente en la política interna de nuestro municipio, es triste ver el conformismo, la deslealtad, la traición y es aún más triste, la normalización que hemos propuesto a nuestros gobernantes, cayendo en este sentido en una de las grandes teorías del gran filósofo francés Michel Foucault, mismo que consideraría la política como un devenir de la era postmoderna, donde lo que resurgía entre todo era la gubernamentalizad, considerando así que “nada es político sino que todo puede ser politizado, todo se puede volver político. La política no es nada más y nada menos que lo que nace con la resistencia a la gubernamentalidad”, la primera sublevación, el primer enfrentamiento, entonces, en los ojos del filósofo estaríamos dejando a un lado el verdadero sentir de la política individual, su esencia.

Retomando el tema principal, los ciudadanos juchitecos hemos caído en un gran sesgo dentro de la política interna, no nos bastaron los 20 años de retroceso propuesto por la izquierda istmeña, al contrario, fortalecimos su modo operacional y lo convertimos en una estructura completamente fuerte en todo el territorio istmeño, llevando consigo las burdas alianzas en la política regional.

Actualmente Juchitán, me atrevo a decirlo, vive uno de los peores momentos en su historia, una ciudad infestada de mototaxistas que hacen y deshacen de la ciudad, la inseguridad, la falta de planeación territorial  urbana, la escasez de políticas públicas y gubernamentales y sobre todo, el gobierno improvisado que tenemos, que entre las añoradas ganas de ver un cambio, deslegitiman el verdadero movimiento de una política joven y consolidada, dejando mucho que desear.

No nos bastó, un acto plenamente religioso al “entregar las llaves de la ciudad a Dios”, como si el estado laico fuera un simple mito (la verdad es que sí), han pasado más de dos años y el único cambio que hemos visto son los cambios de autos, casas y predios que los “grandes políticos” (sin decir nombres por esto de la seguridad personal) han tenido, mientras la ciudad se infesta de aguas negras, baches e inseguridad.

Actualmente Juchitán es uno de los municipios con más casos de Covid-19 en la región, muertes y contagios, y tampoco nos bastó el inútil cierre de comercios y bancas financieras en la primera ola de contagios durante los meses de julio y agosto del 2020, la autoridad municipal dejó que se siguieran aglomerando a las personas en ese entonces, 5 mes después, sufrimos los estragos de la pandemia nuevamente, ¿Aprendimos algo? No. Fue hasta que la exigencia de la ciudadanía de poner restricciones a las y los ciudadanos en el uso del cubrebocas, gel y desinfectantes que la gran y especial autoridad municipal tomó la decisión (con un pésimo análisis en controversias constitucionales y de escritura) de restringir y sancionar a las personas que no cumplan con estos requerimientos, misma sanción que entrará en vigor hoy mismo, y desde acá les preguntamos ¿En verdad no les da penas ser un gobierno improvisado? ¿Un gobierno rebasado por la pandemia y el mal manejo que entre sus intenciones de deslindarse le echen la culpa a la ciudadanía? No cabe duda que la mal llamada 4T no llegó a Juchitán y ni llegará.

Entre sus incapaces ganas de salir de este problemón, utilizan una institución de seguridad  (la policía municipal) como un grupo social y de choque pidiendo a la ciudadanía quedarse en sus casas, es increíble y triste ver a los elementos municipales convertirse en paladines de la autoridad municipal todo porque el cargó no estuvo a la altura, lo mismo pasó con la muerte del policía municipal a manos de delincuentes, la autoridad municipal responsabilizó a las empresas privadas, cuando su obligación era equipar a sus elementos municipales (pero eso es otro tema).

Una vez más recaemos en lo mal que puede hacer la ignorancia de nuestro pueblo al legitimar este tipo de gobiernos que tanto daño han hecho a Juchitán, y lo peor, buscan la reelección como si fuéramos unos tontos, sin embargo, de nuestra cuenta queda recordar y exigir.