La planificación de una buena política económica, y un desarrollo completamente general debe ser de una manera cautelosa y con el mínimo margen de error, cuando esto no cumple con los requisitos, serios problemas se contraponen en el desarrollo social y político, el caso no es desestimar un gobierno que trata de trabajar, sino desestimar a un gobierno nulo y con pocos avances. Es muy claro que la prioridad del gobierno del presidente municipal de Juchitán es cambiar las cosas a una manera en la que nunca ha funcionado, al menos en el sistema político mexicano, el cababildaje, las negociaciones y los buenos acuerdos siempre suman a una buena causa social y política, cuando esto se corrompe por algunos beneficios privados se afecta a una sociedad, algo que las figuras políticas de ahora nunca han entendido y al parecer nunca entenderán.
En el pasado, cuando se hablaba de reformas presupuestarias, se lo hacía muchas veces desde una perspectiva maximalista, que buscaba una reforma completa y radical de los procesos presupuestarios hacia esquemas novedosos; como el presupuesto base cero que parecían prometer lo que, hoy, sabemos imposible: resolver técnicamente un problema que es esencialmente político. Los presupuestos no son la política, pero la expresan en uno de sus aspectos fundamentales: la asignación de recursos.
Todos los ciudadanos tendríamos que tener la conducta de observar, año tras año, cuál es el presupuesto que los gobiernos destinan a determinadas áreas centrales y de impacto en la vida colectiva. Eso implica no sólo saber cuánto dinero se promete utilizar sino, también, controlar su ejecución a lo largo del año.
Las prioridades de un gobierno siempre deben ser la salud, la educación y la seguridad, sin embargo, existe un factor importante, la obra pública, cuando esta no está funcionando de una forma correcta se anula el desarrollo ya que la movilidad garantiza el desarrollo del lugar, por lo tanto esto sería pobre y sin garantías.
Celebrar la construcción de un pequeño puente con señalamientos por parte de la sociedad de corrupción por inflación de costos no es garantizar el desarrollo del lugar, menos cuando una de las principales calles de la ciudad se encuentra hecha pedazos como lo es la calle 5 de mayo, el cerrar con tierra una calle pavimentada nueva que garantiza la movilidad solo por la espera de inaugurarla formalmente como lo es la Calle Reforma tampoco es garantizar el desarrollo, pintar las fachadas de los campos, no es aplicar el presupuesto, celebrar y garantizar la reparación del drenaje cuando en el vado de la primera sección se tiran miles de litros de aguas negras provocando enfermedades, contaminación, NO es garantizar el desarrollo de un ciudad que ha quedado pobremente abandonada para la inversión, salir a rendir cuentas ante los medios pagados que Juchitán no cuenta con una planificación ante catástrofes naturales mientras el equipo de Protección Civil de Juchitán se encuentra jugueteando en horas de trabajo, no es garantizar el desarrollo de una ciudad.
Entonces, ¿Con qué pobre y nulo gobierno cuenta Juchitán? La idea central de la planificación es la racionalidad; es necesario elegir racionalmente qué alternativas son mejores. Cuando no se eligen las mejores alternativas para el desarrollo local, se corrompe la colaboración pueblo-gobierno, dejado a su paso un descontento completamente social y contando solo con la ayuda de minorías rapaces y vividoras del erario público, por lo consiguiente, dejando a un lado los ideales y principios con los que los gobiernos llegan al poder y llevándolos completamente al declive político.
Solo queda garantizar algo, la vida política de un individuo se termina cuando deja de lado a la sociedad que lo ha elegido para gobernar y comienza a hacerlo para las minorías y sobre todo para un beneficio privado, y eso, ni posicionando a su pareja con miles de pesos, hijos y amigos se puede recuperar.
Un gobierno nulo representa estancamiento, retroceso, empobrecimiento, inseguridad y demás cosas, algo que se ve completamente en Juchitán, un gobierno sin garantías y sin disponibilidad a hacer las cosas de una manera completamente adecuada solo lleva a una ciudad a fracturarse más, a descomponerse socialmente.