Juchitán, Oax-

Felipe López Pérez

Con una plantilla de trabajadores que poco han aportado para su fortalecimiento; catedráticos que venden calificaciones al mejor postor, autores de escándalos por acoso sexual, directivos que han vivido de los recursos millonarios que por las cuotas de inscripción recibe periódicamente y una población estudiantil que no le interesa estudiar realmente, el Tecnológico del Istmo se debate entre el desprestigio y la corrupción.

Medio año después de su nacimiento, la otrora máxima de estudios que fue la esperanza de muchos y es hoy una caja vacía, sin proyectos ni esperanzas que cumplir a largo plazo, menos a cortó plazo.

Atrás quedaron los sueños de aquellos hombres y mujeres que lucharon porque se cristalizará en esta ciudad un proyecto de tal envergadura, un Tecnológico que coadyuvara a transformar la región, preparando líderes y profesionales de todos los ramos.

Medio siglo después la institución está muriendo en medio de una crisis que nadie puede enfrentar. No hay un verdadero interés en sus trabajadores para insertarlo en el nivel académico que nunca ha tenido y siempre se ha deseado pero no se ha buscado.

En vez de ser un nido de líderes, se convirtió durante los años que lleva de vida en un nido de grillos baratos, parásitos la mayoría. Docentes que sin vergüenza alguna viven desprestigiando la institución con malas prácticas que se ha convertido en un secreto a voces. Líderes sindicales que han utilizado sus posiciones para colocar a familiares y amigos, para quedarse con las mejores plazas que van autorizando desde la dirección general de los tecnológicos.

La condición física de la institución desde antes del terremoto ya exhibía la forma como estaba; después del terremoto se convirtió en un conjunto de salones en mal estado, un inmueble de tercera, siempre sucio, toda la vida enmontado, parecido a un hotel de dos estrellas, promiscuo.

Ese es el Tecnológico que no ha sabido cumplir con las expectativas de la sociedad y se ha visto rebasado por otras instituciones que en tan poco tiempo han consolidado un mejor prestigio y se ubican por encima de este.

Ligado siempre al escándalo provocado por la guerras intestinas entre directivos y el sindicato, que presionan cada quien por su lado para tener el control de la institución, el Tecnológico del Istmo ha servido también a los intereses oscuros y particulares de grupos inmersos en la política estatal, regional y local.

Se habla que muchos de esos iluminados que han llegado incluso a tener importantes puestos en el gobierno del estado, nunca terminaron sus carreras, pero hoy día ostentan títulos del Tecnológico del Istmo. Cómo le hicieron?

El desprestigio de la escuela es tan grande que cuando un egresado  acude a buscar trabajo fuera de la región, ya sea en otro estado o donde sea, en cuanto es detectado que estudió en el Tecnológico del Istmo, de inmediato es rechazado. La razón?, Porque son catalogados conflictivos, carentes del nivel que deberían de tener como profesionales.

Esta no es la escuela que soñaron hombres y mujeres que pusieron todo su empeño porque se construyera en un espacio donado por varios juchitecos cuyos hijos lamentan que no se hayan alcanzado las expectativas que le vendieron a sus padres para decidir la donación de sus tierras.

Directores van y directores llegan, casi ninguno de ellos ha tenido realmente el interés de insertar la institución dentro del desarrollo de la región, ni siquiera han tenido la capacidad de colocar a los jóvenes profesionales egresados dentro de las empresas de esta zona. No hay interés en ello,  les preocupa más el dinero que por inscripciones ingresan cada semestre y lo que la dirección general les envía, recursos del gobierno federal, y por supuesto, el sueldo que perciben.

50 años después, quienes lucran con el Tecnológico del Istmo, quienes lo regentean, esos que les ha tocado usufructuar con él en este tiempo, ni siquiera han tenido la capacidad de organizar una digna celebración para recordar sus 50 años de vida.

Apenas hace un par de días presentaron un cartel con el que pretenden justificar su ignorancia y falta de respeto a la sociedad juchiteca. No tiene nada, no representa nada, vergüenza debería de darles, porque están pensando, o ignoran que los juchitecos, los istmeños, tienen puestos los ojos en todos sus movimientos.

Hasta el momento nadie ha dicho nada, porque los medios de comunicación también reciben su cuota para guardar silencio. Migajas que se las lleva el viento. Qué triste que acabe así una escuela, una institución que nunca tuvo brillo, que nunca alcanzó el prestigio que alguna vez se imaginaron aquellos humildes juchitecos que lucharon porque aquí se construyera para educar a las nuevas generaciones.