El inicio de la cuarta transformación no solo empieza a nivel nacional entre conflictos internos, rupturas, despidos y renuncias, una cuarta transformación pobremente intelectual y de muchos intereses se denotan en la “cuna” de la izquierda radical mexicana como lo dicen los líderes, el Istmo, lo que vemos en estos meses de gobierno de la cuarta transformación es una seguidilla de errores y ocurrencias que están lejos de llevarnos a buen puerto.
La aparente preocupación del actual gobierno es en torno al desarrollo social; sin embrago, a raíz de los recientes acontecimientos políticos y económicos que han pasado en el Istmo de Tehuantepec, esta preocupación ha sido sustituida por una férrea defensa del mito sobre la llamada cuarta transformación.
El pasado 15 de julio de 2019, un grupo de La Coordinadora Estatal Campesina Obrera Magisterial Indígena y el Movimiento sindical Ferrocarrilero “Demetrio Vallejo” por primera vez en la historia del Istmo llevó a cabo un bloqueo ferroviario en el municipio de Matías Romero, dejando atrás las prácticas del bloqueo carretero, esto con la finalidad o inconformidad de dar a conocer que el gobierno federal no ha tomado en cuenta en el “Mega Proyecto del Corredor Interoceánico en el Istmo de Tehuantepec” a los hombres que han dedicado toda su vida en esta labor, además de repudiar la acción del vitalicio líder sindical “Charro”, Víctor Flores, quien ha violentado los derechos laborales de los ferrocarrileros y ha negociado a su conveniencia y a espaldas según los sindicalistas.
La corrupción fue un tema importante para López Obrador durante su campaña, se trata de un flagelo nacional que prometió erradicar. Sin embargo, en el sur del país y del estado oaxaqueño se ve una vez más estás prácticas, algo que en el gobierno “neoliberal” siempre se había visto, artimañas de los lideres sociales y el pésimo interés del gobierno federal, deja en el viento las palabrerías del presidente Andrés Manuel López Obrado al tomar en cuenta a la población indígena, esta población que por primera vez cierra dos corridas del ferrocarril con 30 o 40 vagones de carga, las mismas corridas que transportan material peligroso y el tren denominado “La Bestia” conocida por un medio por donde se trasportan los migrantes hacia su sueño americano.
Es increíble que aún sin iniciar con este proyecto se vea este conflicto de interés entre los líderes, un conflicto que pareciera que no tuviera un final, una imposición de la ciudadanía hacía el presidente de la República al dar a entender que en el Istmo no manda el gobierno y su circo, si no las palabras de una sociedad que durante muchos años ha sido pisoteada, humillada, lucrada por los líderes de izquierda, estos enriqueciéndose y la ciudadanía más empobrecida.
AMLO llegó al poder con eslóganes que simulaban un proyecto, pero una vez en la presidencia ya no pudo simular más, el gobierno de México hace tiempo que no da demasiadas buenas noticias y ahora está asomándose una muy mala, la incertidumbre de la ciudadanía entre los conflictos de interés de los líderes en el istmo nos da a entender que seguiremos sumidos en la demagogia, el despotismo y la corrupción.